Pintura-Objetos-Instalaciones // EUGENIO RABORG
Es una tarde más, una gris tarde salpicada de garúa en todas partes. Busco el lugar, un lugar, un espacio donde el arte se detiene en el tiempo, en un periodo estático. Doy vueltas en el auto y encuentro una pequeña casa blanca con un cartel y una puerta de vidrio.¨La Galería¨, es aquí, estaciono; un amigable conserje me abre la puerta de vidrio, una vez más el arte acaricia mis ojos y me inspira a escribir una nueva crónica. A Eugenio no lo conocía hasta ese momento, pero gracias a la obra aprendí de él un nuevo concepto de la reflexión sobre nuestra existencia, sobre lo minimalista, sobre la simpleza de las cosas y la belleza de lo simple. Entre y un pequeño pasadizo me conduce a dos salas, la principal a mi mano derecha, donde 9 de sus obras me venden un boleto de ida al fascinante mundo del arte. En esta sala hay cinco repisas, unas en madera, piedra pulida y botellas de plástico recicladas, con formas geométricamente perfectas, esferas, cilindros, que invitan a fotografiarlas, a a
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