Entrada la noche y en la frontera, Nena Daconte observó que el dedo que cargaba al anillo de bodas seguía sangrando. El guardia observó los pasaportes, diplomáticos y en regla, pero aun así comparó las fotos y los rostros de los sujetos. Nena era casi una niña y estaba abrigada hasta el cuello. Billy Sánchez, su marido, conducía. Un año menor que ella, era todo lo contrario a Nena. Alto y atlético. El auto era quien los describía de mejor manera. Interior de cuero, con el asiento trasero copado de maletas y regalos sin abrir. Entre estos, un saxofón, ex amor de Nena, antes de conocer a Billy.
El número de pandillas crece y crece en el Rímac. Rímac, distrito colonial y poseedor de incuantificable patrimonio cultural del Perú y del Mundo, es un sitio cada vez más y más inseguro. Jóvenes entre los 9 y 23 años, hacen de las calles su campo de batalla, asaltando a cuanto transeúnte cruce por su ¨territorio¨ aprovechándose de su superioridad numérica, e inclusive portando armas de fuego o ¨fierros¨ como suelen llamarlas. El Rímac está dentro de los diez distritos limeños con mayor magnitud de pandillaje juvenil, numerando 52 pandillas en su haber junto con las 'barras bravas' del Sporting Cristal, y el Holocausto (Universitario de deportes). Según estudios la mayor parte de estas pandillas está vinculada a las "barras bravas" y se localiza en Flor de Amancaes, Los Ángeles, Chachi Dibós, entre otras zonas altas del distrito, desde donde bajan a las urbanizaciones y ponen en riesgo la seguridad de los vecinos. Increíblemente muchas pandillas están formadas por muj...
Doce y 24 minutos, por la noche a veces las letras comienzan a caer de manera desordenada pero continua. Ayer me sentí mejor conmigo mismo, no sabía si era una forma terca de compadecer mi propia pena o simplemente un suceso aislado que fungió de paliativo para al vacío de mi alma. Doce y 25, tengo una ventana en el ordenador que empieza a parpadear, quiero dejar de textear, quiero empezar algo nuevo con esto, solo me falta una pequeña pista para recorrer el camino adecuado. Ya no veo el reloj, simplemente no me importa, sé que la media noche ya pasó y camina con pasos agigantados. Mi cabeza está tan lenta como la voluntad de despertarme por la mañana. Regreso a la cama, solo me falta una nueva excusa para escribir y no la tengo. Hasta mañana.
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