FURUSATO, Camino a la identidad
Erika Nakasone
Una sala blanca, abrigada por colores multiformes y objetos de madera; oleo sobre el plástico, plástico sobre el oleo; dos culturas luchando por sobresalir dan al final una bella muestra de arte contemporáneo. Esto es lo que nos muestra Erika Nakasone en ¨FURUSATO, Camino a la identidad¨, que se presenta en el Centro Cultural Peruano Japonés.
Furusato significa lugar donde se nació y creció; es así como Erika nos invita a entender su décima muestra individual como parte de las actividades conmemorativas por el 110º Aniversario de la Inmigración Japonesa al Perú. La lucha por el desarraigo y la adaptación de la cultura japonesa con el místico arte de la cultura inca, se mezclan juntando los colores característicos de nuestra cultura y las formas marcadas, el orden, y los cortes precisos, del arte japonés. Esto nos lleva a observar en sus obras una lucha interna, que muestra en los recortes fotográficos exhibidos, en los que ella misma se pone como ejemplo vivo de este proceso de integración.
Erika cuida mucho los detalles. Se puede apreciar fotografías de ella en sus esculturas y en sus pinturas, buscando retratarse para que su público pueda entender que el arte supera las barreras de edad, sexo, nacionalidad o cultura, formando una nueva ideología, algo que nace de un proceso de adaptación a sus nuevas circunstancias.
Retablos ayacuchanos, altares de iglesias, hasta similitudes con nuestra ¨sarita colonia¨ con la imagen de la artista, inundan nuestros ojos; obeliscos con imágenes de gatos, aves, corazones, de colores incandescentes como el verde fosforescente, rojo, granate, blanco o simplemente la madera desnuda, cómplice de los secretos que Erika nos grita a voces en sus esculturas y pinturas.
Ericka Nakasone, nikkei peruana de la tercera generación, egresó de la Escuela Nacional Superior Autónoma de Bellas Artes del Perú con el primer premio medalla de oro y diploma de honor en la especialidad de pintura. Más tarde ganaría una beca de la Fundación Internacional De Okinawa, y otra del departamento de Cultura del Japón que le permitiría investigar y exponer en Tokio.
Con el tema recurrente en su obra del problema de su identidad, su origen japonés y el hecho de haber nacido y vivido en el Perú, la artista plástica ha recorrido parte del mundo: Filipinas, Colombia, Japón. Y ahora regresa al Perú regalándonos los premios ganados el 2005 y 2007 en Japón, traducidos en esta décima muestra individual que nos expresa el tema de la inmigración japonesa al Perú, un hecho que se revirtió en la década de los 80’ con la migración de peruanos al Japón. La artista indaga así, cómo este hecho ha repercutido en la inserción social de estos inmigrantes y sus descendientes adaptados a una nueva cultura a través de las diversas tendencias del arte moderno.
Por:
Fernando R. Morales Ramos
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